A propósito de un texto bíblico de la Septuaginta o Versión de los Setenta
Por Juvenal Cruz Vega, Director de la
Advertencia
En este artículo, quiero compartirles algunos elementos fundamentales para estudiar las lenguas clásicas, y singularmente para estudiar griego bíblico. Aquí mismo, les obsequio un texto bilingüe en griego y español, con el fin de que se deleiten en todos los aspectos que comprende un texto literario en la lengua griega, así como lo hemos venido estudiando en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz.
Se trata de un texto con el cual se podrá practicar la ciencia que contiene cada una de las partes de la metodología que utilizamos. Por ejemplo, se podrá estudiar y practicar la ortología de la lengua griega, como la escritura, ortografía, fonética, prosodia, caligrafía y nemotecnia. Pero también la sintaxis simple y compuesta, el vocabulario con todos sus elementos que trae consigo, desde la morfología, flexiología, etimología, semántica y pragmática. Esto le permitirá al estudiante hacer un estudio más completo y aplicable a su profesión.
Al sumergirse en el estudio podemos hallar un trabajo que tanta falta hace en la reforma educativa de cualquier nación, y vincularlo con varias asignaturas del currículum oficial, lo cual depende de la sabiduría, la experiencia, la vocación y la preparación de los docentes, pero también del deseo académico que pretenda el estudiante.
Sin duda alguna, las lenguas clásicas son de las más hermosas de toda la humanidad. En esta ocasión me refiero a la lengua griega, la cual es una lengua indoeuropea, flexiva, sintética, culta, clásica, trascendente; pero también es la lengua oficial de Grecia Antigua, de Grecia Medieval y de Grecia Moderna. Por eso, quienes la desconocen, sólo dirán que es una lengua muerta, como cuando se refieren a las culturas antiguas, creyendo falsamente que sólo lo moderno y lo nuevo es lo que debe estudiarse y lo que vale la pena hacer.
En verdad, las lenguas clásicas son un valioso instrumento didáctico para acercarse al conocimiento universitario y a la cultura del mundo occidental, y sobre todo, a las raíces más fecundas de las principales lenguas de nuestro entorno. Sólo así tiene sentido el texto inmortal de Marco Tulio Cicerón cuando en su libro De los oradores inmortalizó a la historia y al mismo Heródoto, padre de ella, diciendo:
Historia vero est testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis. (La historia es el testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida y noticia del pasado). (Cic. De or. 2, 9, 36).
De otra forma, a través de la lengua griega estamos estudiando la obra viva de los hombres muertos. Así que, ya tenemos otra perspectiva de la misma historia: La historia es la obra viva de los hombres muertos (historia est testis vivus de hominibus mortuis).
No obstante, por el lado del estudio de la lengua española, con este proyecto estamos abordando cada una de sus particularidades a través del estudio del griego y del español, y especialmente, con el método ecléctico analógico, tal como lo hemos venido exponiendo a lo largo y ancho de las diversas publicaciones cotidianamente.
Al poner el texto bilingüe, podemos hacer un estudio comparado de la gramática, incluso hasta conectarlo con nuevas teorías de la gramática actual, como la estructural, funcional, generativa, computacional, entre otras.
Desde el punto de vista del vocabulario podemos hacer un estudio exegético, integrando la hermenéutica, la etimología, la diacronía, la semántica y la pragmática, además del estudio de cada género literario que requiera el texto estudiado. Más aún, conviene estudiar la historia, la filosofía, la poesía y la teología del texto, que es lo que más problemas ha dado a los estudiosos del griego antiguo y del griego bíblico.
Muchos elementos que estudiamos a través del griego bíblico son los constitutivos del modelo del griego clásico, el cual describimos como un paradigma en lo siguiente: escritura, pronunciación, prosodia, vocabulario, morfología, sintaxis y cultura. Es el modelo de la lengua griega que utilizaron los autores a lo largo de los siglos VI, V y IV a. C. Es la época de los presocráticos, sofistas, de Pericles y de las grandes guerras, médicas y del Peloponeso. Coincide también con la edad de oro de la literatura griega, en la que se escribió en los dialectos: jónico, eólico, dórico y ático. En este paradigma destacaron autores tales como: Heráclito, Parménides, Gorgias, Protágoras, Isócrates, Platón, Demóstenes, Antístenes, Tucídides, Jenofonte, Heródoto, Esquilo, Sófocles, Aristófanes, Eurípides, Píndaro, donde los autores y los gramáticos ponen especial atención en fijar una norma que sirva como modelo imitable de lo que se considera buen griego.
Así, pues, aunque he dicho griego bíblico o griego antiguo, este trabajo es griego clásico, desde el punto de vista del vocabulario, pronunciación, prosodia, morfología, sintaxis, cultura, y sobre todo, desde el punto de vista estilístico. El paradigma de escribir griego en nuestro método se va dejando ver poco a poco. De un conjunto de oraciones se redacta bajo el criterio del hipérbaton, por lo tanto, hay variedad literaria en el paradigma clásico.
El hipérbaton debe entenderse como la musicalidad del griego a través del arte de subir y bajar las palabras de un fragmento o periodo griego, bajo el criterio del ritmo o la medida, de ahí los dos estilos de la lengua, ya prosa, ya verso. Se trata del hipérbaton, cuya belleza y paradigma explicamos en dos nociones, una más cargada del lado de la retórica y otra, del lado de la gramática y de la música. Hipérbaton es la figura retórica que consiste en la alteración del orden lógico de las palabras en una oración o en varias oraciones dentro de un periodo determinado (Hyperbaton definitur ut rethorica figura, quae in ordinis vocabulorum logici transmutatione circa unam sententiam seu varias intra certum periodum consistit). Hipérbaton es la musicalidad de la lengua, que consiste en invertir el orden gramatical directo de las palabras, atendiendo el mayor interés que tienen unas ideas relativamente a otras, y la mayor armonía del lenguaje.
El texto que podrá leerse en este opúsculo es un ejemplo de griego bíblico. Se trata del griego llamado κοινή, cuyo origen es el griego ático popular, impregnado de jonismos y mezclado con algunos otros elementos esporádicos. No tiene la pureza y la elegancia de la lengua clásica del siglo V a. C; y los literatos de esta época sólo le dan entrada en algunas comedias cuando introducen en escenas personajes del pueblo.
Fue, sin embargo, el griego que los soldados de Alejandro Magno propagaron con sus conquistas y que por haberse generalizado después de la muerte del Macedón en los tres reinos en los que se dividió su imperio, y se llamó común o κοινή. Más tarde, cuando los romanos se anexionaron Grecia, Alejandría, Antioquía, Siria y Pérgamo, adoptaron la lengua de los vencidos, no sólo como necesaria para el gobierno, sino también como excelente vehículo de cultura, cumpliéndose lo que dice el poeta Horacio en su Epístola, 2, 1, 156:
Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit agresti Latio.
El griego koiné tiene distintas fuentes, y una de ellas es el llamado griego bíblico; es una lengua integrada con palabras extranjeras y locuciones orientales; se encuentran varios ejemplos en la versión bíblica de Los Setenta y principalmente en el Nuevo Testamento; de aquí el nombre de griego bíblico o neotestamentario, cuyas características fundamentales son el parecido morfológico con las lenguas modernas, sobre todo, en la declinación, pues a la declinación desinencial o interna prefiere la perifrástica o por medio de preposiciones, singularmente en el dativo. La desaparición del número dual tanto en la declinación como en la conjugación.
Por tendencia a la simplificación (naturalísima en toda lengua verdaderamente popular), asimila los verbos en μι a los verbos en ω. En el orden sintáctico prefiere la coordinación a la subordinación de las proposiciones. En general, el griego bíblico es el conjunto de formas que en su desarrollo adquiere el griego vulgar desde Alejandro Magno hasta el fin de la Edad Antigua, es decir, hasta el año 500 d. C.
El griego bíblico mejor escrito es el de la biblia griega o versión de los Setenta como dije arriba, incluso es el paradigma del Nuevo Testamento.
Ojalá disfruten el estudio de este artículo.
a) La creación divina. Gen. 1, 1-5.
Ἐν ἀρχῇ ἐποίησεν ὁ θεὸς τὸν οὐρανὸν καὶ τὴν γῆν. Ἡ δὲ γῆ ἦν ἀόρατος καὶ ἀκατασκεύαστος καὶ σκότος ἐπάνω τῆς ἀβύσσου, καὶ πνεῦμα θεοῦ ἐπεφέρετο ἐπάνω τοῦ ὕδατος. Kαὶ εἶπεν ὁ θεός γενηθήτω φῶς. Καὶ ἐγένετο φῶς. Kαὶ εἶδεν ὁ θεὸς τὸ φῶς ὅτι καλόν καὶ διεχώρισεν ὁ θεὸς ἀνὰ μέσον τοῦ φωτὸς καὶ ἀνὰ μέσον τοῦ σκότους. Kαὶ ἐκάλεσεν ὁ θεὸς τὸ φῶς ἡμέραν καὶ τὸ σκότος ἐκάλεσεν νύκτα καὶ ἐγένετο ἑσπέρα καὶ ἐγένετο πρωί, ἡμέρα μία.
En el principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era confusión y caos, y había oscuridad por encima del abismo, y el espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas. Y dijo Dios: que se haga la luz. Y se hizo la luz. Luego Dios vio que la luz era hermosa. Después Dios separó la luz de la oscuridad. Y a la luz la llamó día y a la oscuridad la llamó noche. Y atardeció y amaneció: el día primero.
b) Comentario al texto
El texto que acabamos de analizar recoge la idea que los antiguos hebreos tenían del origen del mundo. El texto griego pertenece a la primera versión no hebrea del Antiguo Testamento, de los llamados Setenta, Septuaginta en su denominación latina. Es un trabajo que se hizo en griego y tuvo gran importancia en la aparición de las posteriores versiones dela Biblia en Occidente, a partir del siglo II antes de Cristo en Alejandría.
La cita bíblica es Génesis, 1,1-5. El término génesis viene de la nomenclatura griega «γένεσις εως ἡ: 'nacimiento', 'origen'. En el texto griego, figuran dos verbos conjugados γενηθήτω y ἐγένετο; ambos derivados del verbo γίγνομαι y que a partir de Aristóteles se usó γίνομαι: 'ser', 'llegar a ser', 'existir', 'tener', 'poseer'. De este verbo, se originan las siguientes palabras: genética, genealogía, gente, genio, génesis, gentil, etcétera. En el mismo texto, se pueden hacer otras derivaciones de las palabras griegas tales como: θεός ('Dios'), οὐρανός ('cielo'), γῆ ('tierra'), ἄβυσσος ('abismo'), πνεῦμα ('espíritu'), φῶς ('luz'), entre otras palabras. Es un vocabulario muy hermoso propio del griego clásico.
Antes de la aparición de la ciencia, el hombre atribuía a los dioses la causa de todos aquellos fenómenos que desconocía. Para ello construía a veces complejos relatos en el que los seres divinos eran los responsables del funcionamiento del mundo natural. Estos relatos suelen llamarse mitos. Este pensamiento fue la primera forma de explicación de la realidad, que el hombre se dio así mismo. Sólo cuando se empezó a utilizar la razón para buscar explicaciones racionales a los fenómenos naturales, esto es, un proceso que se produjo por primera vez en Grecia, el pensamiento mítico fue sustituido por el pensamiento racional.
Mitos que explicaron el origen del mundo, los dioses y los hombres los han tenido todos los pueblos. En los griegos, estos relatos míticos, que estuvieron presentes en toda su literatura y su arte, pasaron luego a los romanos, por lo que se han convertido en parte constitutiva de lo que hoy llamamos cultura occidental: en definitiva la nuestra.
El mito también se ha relacionado con la leyenda, es decir, todo relato de sucesos que son inciertos e incomprobables, pero sobre los cuales existe una tradición que los presenta como realmente acaecidos. La leyenda, en ese sentido, que es más amplio del término, es exactamente lo mismo que mito, en el sentido también más amplio de este otro término. Mitología clásica es el conjunto de leyendas o mitos griegos y romanos que, según testimonios recientes, tuvieron vigencia como tales leyendas en cualquier momento del ámbito temporal que va desde los orígenes hasta el año 600 d. C.
El estudio de los mitos y las leyendas se encuentra en la mitología y en la fábula, incluso en la poesía; pero en la Grecia preclásica hay contenidos que dieron origen a lo que hoy llamamos cosmogonía (del sustantivo κόσμος-ου-ὁ: 'orden', 'universo', y γονή-ῆς-ἡ: 'origen', 'nacimiento', 'familia', 'descendencia') a los relatos que dan cuenta del origen del mundo. He aquí unos de los más representativos entre los clásicos.
El relato de Hesíodo
En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan siempre la nevada cumbre del Olimpo (en el fondo de la tierra de los anchos caminos existió el tenebroso Tártaro). Por último Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos.
Del Caos surgieron Érebo y la negra Noche. De la noche a su vez nacieron. El Éter (el cielo superior, donde se encuentran los astros, estrellas, etcétera. y donde los antiguos situaban a sus dioses), y el Día a los que alumbró preñada en contado asombro con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a las grandes montañas, deliciosas moradas de diosas, las ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin medir el grato comercio. Más detalles podemos ver: Hesíodo, Teogonía, 116-132, traducción de A. Pérez Jiménez y A. Martínez Díez.
La versión latina: Ovidio
Antes del mar, y de la tierra y del cielo que todo lo cubre, en toda la extensión del orbe era uno solo el aspecto que ofrecía la naturaleza. Se le llamó caos; era una masa confusa y desordenada, no más que un peso inerte y un amontonamiento de gérmenes mal unidos y discordantes… En un solo cuerpo, lo frio luchaba con lo caliente, lo húmedo con lo seco, lo blando con lo duro…
A esta contienda puso fin un dios, una naturaleza mejor. Separó en efecto, del cielo, de la tierra las aguas y apartó el límpido cielo del aire espeso…. La sustancia ígnea y sin peso del cielo cóncavo dio un salto y se procuró un lugar en las más altas cimas. Inmediatamente después, en peso y situación se encuentra el aire. Más densa que ellos, la tierra arrastró consigo los elementos pesados y se apelmazó por su propia gravedad; y el agua que la rodea ocupó el último lugar y abarcó la parte solida del mundo.
Una vez que aquel dios, fuera el que fuera, hubo dividido aquella masa, y una vez dividida, la distribuyó orgánicamente en miembros, empezó por aglomerar la tierra para lograr que su superficie quedase igualada por todas partes, dándole la figura de un enorme globo. A continuación dispuso que los mares se extendiesen y se embraveciesen al soplo arrebatado de los vientos y que rodeasen las riberas de la tierra, ciñéndola.
Recomendamos la siguiente lectura: Ovidio, Metamorfosis, I, 5-37. Traducción de A. Ruiz de Elvira).
La versión de Platón
Eros fue el primero, sus padres, ni existen ni son mencionados por nadie, profano o profeta. Así pues, por muchas fuentes se reconoce que Eros es con mucho el más antiguo y de la misma manera que es el más antiguo, es causa para nosotros de los mayores bienes. Pues yo, al menos, no sabría decir qué bien para uno recién llegado a la juventud hay mayor que un buen amante, y para un amante que buen amado. Platón.
Se recomienda leer: El banquete, 170 b-c; Traducción de M. Martínez Hernández.
El origen de los dioses
Se da el nombre de Teogonía (θεóς-ου -ὁ: 'dios' y γονή-ῆς-ἡ: 'nacimiento', 'origen') a los relatos míticos que dan cuenta de la creación de los dioses y de sus diversas genealogías. En estos relatos los griegos ordenaban la aparición de sus dioses en una sucesión cronológica, que culmina con los tres ocupantes sucesivos del trono del Olimpo: Urano, Cronos, que lo destrona, y Zeus, que destrona a Cronos.
Nacimiento de los dioses principales según Apolodoro
Urano fue el primero que dominó todo el universo. Uniéndose con Gea, engendró en primer lugar a los Hecatonquiros llamados Briáreo, Gíes y Coto, quienes llegaron a ser insuperables en tamaño y fuerza, pues cada uno tenía cien manos y cincuenta cabezas. Después de estos, Gea le parió a los Cíclopes, Arges, Estéropes y Brontes, provistos de un solo ojo en la frente. Pero Urano los ató al Tártaro (lugar tenebroso en el Hades tan distante de la tierra como la tierra del cielo), y engendró de nuevo hijos en Gea. Los denominados Titanes: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto y, el más joven de todos, Cronos; e hijas, las llamadas Titánides: Tetis, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Dione y Tea.
Entonces Gea, afligida por la pérdida de los hijos confinados en el Tártaro, convence a los Titanes para que ataquen al padre y proporciona a Cronos una hoz de acero. Ellos, todos excepto Océano, lo atacaron; Cronos cortó a su padre los genitales y los echó al mar… y después de destronar a Urano hicieron volver del Tártaro a sus hermanos y entregaron el mundo a Cronos.
Éste, sin embargo, los ató y encerró de nuevo en el Tártaro, y de desposó con su hermana Rea. Como Gea y Urano le habían vaticinado que sería depuesto por un hijo suyo, devoraba su prole al nacer. Devoró a Hestía, la primogénita, luego a Démeter y a Hera, y tras ella a Plutón y Posidón. Irritada por ello, Rea se dirige a Creta, estando en cinta de Zeus, lo da a luz en una cueva de Dícte y se lo entrega a los Curetes y a las ninfas Adrastea e Ida, hijas de Meliseo, para que los críen. Éstas, alimentaban al niño con la leche de Almatea; los Curetes, armados custodiaban al niño en la cueva y golpeaban los escudos con las lanzas para que Cronos no oyera su voz. Rea dio a Cronos una piedra envuelta en pañales para que la tragase como si fuera el recién nacido.
Cuando Zeus se hizo adulto, pidió ayuda a Metis, hija de Océano, la cual con un bebedizo obligó a Cronos a vomitar primero la piedra y luego los hijos que había devorado. Zeus, auxiliado por ellos, hizo la guerra contra Cronos y los Titanes. Después de combatir diez años. Gea vaticinó a Zeus la victoria si se aliaba con los arrojados al Tártaro. Él, tras matar a Campe, la guardiana, desató sus ligaduras. Entonces los Cíclopes entregaron a Zeus el trueno, el relámpago y el rayo, a Plutón el yelmo y a Posidón el tridente. Así, armados vencieron a los Titanes y los encerraron en el Tártaro, dejando como guardianes a los Hecatonquiros. Echaron a suertes el poder y Zeus obtuvo el dominio del cielo, Posidón el del mar y Plutón el del Hades.
Véase la siguiente lectura: Apolodoro, Biblioteca, I, 1-2, trad. M. Rodríguez de Sepúlveda.
Origen del hombre
Denominamos antropogonía a una cierta forma de hombre, cuyo origen es ἄνθρωπος-ου-ὀ: 'hombre'. γονή-ῆς ἠ: 'origen', 'nacimiento', a los relatos míticos que nos explican el origen del hombre y la mujer. He aquí los mitos clásicos más representativos al respecto.
Prometeo: el creador del hombre y gran benefactor de la raza humana
Prometeo modeló a los hombres con agua y tierra y les dio además el fuego, oculto en una férula sin conocimiento de Zeus. Pero cuando éste lo supo, ordenó a Hefesto que sujetara su cuerpo con clavos en el caucaso; éste es un monte de Escitía. Prometeo estuvo allí encadenado muchos años; cada día un águila abatiéndose sobre él, devoraba los lóbulos de su hígado, que se rehacía durante la noche. Prometeo sufrió este castigo por robar el fuego, hasta que más tarde Heracles lo liberó.
Véase la siguiente lectura: Apolodoro, Biblioteca, I, 7.
Comentario final
Todas las culturas tienen una parte mítica. Pero hay que tomar el estudio del mito como una sabiduría, como una expresión de la realidad, y no como una acción falsa. Mejor aún, hay que hablar de mitificación o del aumento de una realidad, pues se está expresando una verdad: la creación.
Toda esta lectura la quise escribir para leer también el mito de la creación, lleno de innumerables elementos culturales, tanto por el lado de la cultura hebrea, como la griega. De otra forma, es un texto muy hermoso y bien edificado para hacer un estudio interdisciplinario. Procuré hacer una traducción muy bien pensada, y ahora la comparto con mucha alegría.
Aquí presento la traducción y una nota final. Ojalá se deleiten.
En el principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era confusión y caos, y había oscuridad por encima del abismo, y el espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas. Y dijo Dios: que se haga la luz. Y se hizo la luz. Luego Dios vio que la luz era hermosa. Después Dios separó la luz de la oscuridad. Y a la luz la llamó día y a la oscuridad la llamó noche. Y atardeció y amaneció: el día primero.
Escribo dos notas para concluir esta disertación. El verbo intransitivo διεχώρισεν, que significa 'separar' y 'desunir', nos expresa una gran belleza; gramaticalmente está conjugado en aoristo indicativo. Y está expresando una realidad muy distinta a todas mitologías de otras culturas, cuando trata de expresarnos la forma de cómo Dios separó la luz y la oscuridad. Hay que tomar en cuenta que los filólogos alejandrinos no estaban separados de la filosofía, así que tenían que dar una explicación racional o lógica, y por eso lo pudieron hacer a través de la preposición griega ἀνά, la cual tiene la idea de movimiento desde abajo hasta arriba, de una punta a otra, uno por uno, pero desde abajo. También hay que observar que la separación fue desde en medio y desde abajo, por eso los filólogos utilizan el adjetivo μέσος-η-ον, el cual significa 'en medio', 'desde en medio'. Tenían que expresar lo filosófico para estudiar la raíz, el principio, el origen, como el ἀρχή. Pues todavía en la actualidad una de las nociones de filosofía más actuales es la de Edmund Husserl, cuando dice que la filosofía es la ciencia de principios, o la de Ortega y Gasset, la filosofía como ciencia de ultimidades. En síntesis el texto bíblico nos sigue dando nuevas enseñanzas.
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